Las ciudades modernas, basadas en infraestructuras eficientes y
durables de agua, electricidad, telecomunicaciones, gas, transportes,
servicios de urgencia y seguridad, equipamientos públicos, edificaciones
inteligentes de oficinas y de residencias, etc., deben orientarse a
mejorar el confort de los ciudadanos, siendo cada vez más eficaces y
brindando nuevos servicios de calidad, mientras que se respetan al
máximo los aspectos ambientales y el uso prudente de los recursos
naturales no renovables.
Actualmente, el concepto de ciudad (más) inteligente, o de espacio (más) inteligente, es muy utilizado en marketing
por parte de expertos en sociedades comerciales y en aglomeraciones
urbanas. Sin embargo, en muchos casos, se pone énfasis en un solo
aspecto, lo que en buena medida traiciona el concepto que se intenta
desarrollar, que tiene un importante componente holístico e integral.
En efecto, una ciudad o un territorio que se considere inteligente se
manifiesta fundamentalmente por su carácter multidimensional y
multifacético, en términos de actores, en cuanto a dominios clave
(transportes, energía, educación, salud, residuos, vigilancia, economía…), y en desarrollo y utilización de tecnologías. Naturalmente, los principales actores del sector privado implicados en un proyecto como el analizado de ciudad, territorio, barrio o edificio inteligente,
son los industriales y empresarios de sectores clave, tales como
energía, agua, transportes, y servicios… así como dirigentes de empresas
públicas de telecomunicaciones e infraestructuras, editores,
proveedores de logicales de apoyo a la gestión, así como a la
administración y a la consultoría.
Pero en España, el concepto de ciudad (más) inteligente choca frontalmente con una mentalidad retrograda (¿anclada en un interés individual?) de unos políticos, que dicen representar a una sociedad cada vez más exigente y menos "idiota"... Ejemplo de esto, se demuestra con decretazos como el último en materia energética que harian avergonzarse a cualquier gobernante de cualquier país de la UE...
No se entiende que paises del norte de europa, con menos "materia prima" solar que nosotros tengan mayor interés que nosotros en desarrollar esta "technología" natural en beneficios de todos!!!
No se entiende que, en lugar de premiar al usuario y consumidor por ahorrar energia procedente de recursos fósiles o de terceros paises (importamos más del 80% de la energía que consumimos), se le "sanccione" con un nuevo impuesto al sol! ¿A quien pertenece ese astro para que unos pretendan cobrar por lo que nos da gratuitamente?
Señores políticos, que la energía que gastamos aquí NOS CUESTA MUY CARO! España es el país en el mundo en el que el coste de la electricidad más ha subido! Así que, si cada hogar de España se declarase en rebeldía y se desconectase de las redes de suministro energético, luz y gas o gasóleo al menos, se acabaría el "mamoneo" de esos señores que tienen fijados los ojos (y las manos) en nuestras carteras!
Pero ese cambio que todos reclamamos es una utopía y tendremos que esperar o iniciar el cambio en nosotros mismos...
Experiencia propia (que no pionera)!
Rafael, autoconsumidor eléctrico: "Mi casa es
independiente en energía: no pago luz ni gas"
La casa de Rafael, cerca de la localidad madrileña de
Chinchón, tiene placas fotovoltaicas, aerogeneradores y una unidad de biomasa.
Hizo cuentas al conocer lo que pretendían cobrarle por
llevar electricidad a su casa. Y consideró que le salía más barato producir su
propia energía.
"El autoconsumo permite a un hogar ahorrar unos
200 euros al año", asegura la plataforma Ecooo, que lamenta que el Decreto
"reducirá este ahorro un 5%".
"Estos proyectos son incluso más interesante en
la pymes, porque tienen un horario similar a la exposición solar", dice la
empresa Gamo Energía.
El decreto lastra a España respecto al resto de los
países de su entorno.
A decenas de kilómetros de Madrid, en la localidad de
Chinchón, hay una casa extraña desde el punto de vista energético. No es la
casa tradicional con sus contadores, su toma eléctrica y sus cables que vienen
de una distribuidora de las consideradas tradicionales. La casa tiene placas
fotovoltaicas, aerogeneradores y una unidad de biomasa. Podríamos llamarla una
casa verde, pero Rafa, su propietario, destaca otro adjetivo: es una vivienda
independiente.
"Mi casa es totalmente independiente en la energía, no pago ni luz ni
gas", presume Rafael Montes, de 48 años, cuando cuenta su experiencia como
propietario de una vivienda que autoconsume su propia energía. Este vecino
madrileño fue uno de los pioneros de esta modalidad de consumo energético.
"Realicé toda la instalación hace 15 años, aunque es verdad que tenía más
información que los demás", asegura. Pregunté cuánto podría costarme
realizar un tendido eléctrico hasta mi casa y era un dineral. Rafael tiene una
empresa de instalación de paneles solares desde hace 25 años, así que conocía
las bondades medioambientales de estos sistemas y el ahorro económico que
podría producirle. "Pregunté cuánto podría costarme realizar un tendido
eléctrico hasta mi casa y me dijeron que unos 3.000 euros por cada 100 metros,
además de los gastos burocráticos, un dineral", recuerda.
La rentabilidad depende de la norma legal
Rafa hizo cuentas al conocer lo que
pretendían cobrarle por llevar electricidad a su casa. Y consideró que le salía
más barato producir su propia energía pese al coste inicial de la inversión:
"Pagué entonces 20.000 euros por las placas fotovoltaicas, pero es cierto
que ahora son más baratas", recuerda. El precio, según este
vecino de Chinchón, se ha reducido un 75%. Algunos instaladores confirman
esta bajada de precios en un producto que ahora se puede adquirir de
forma más económica, tanto con empresas de instalación, como con kits de
autoinstalacion que se pueden encontrar a través de Internet. La instalación de
los paneles cuesta de 6.000 a 8.000 euros. Si además se quiere ser
completamente independiente de la red —para no pagar los famosos 'impuestos al
sol' que impondrá el Gobierno— mediante acumuladores de energía, el precio
asciende a unos 11.000 euros
Esta inversión extra en baterías como las que anunció
recientemente la compañía Tesla, permitiría al consumidor poder guardar la
energía generada durante el día, en las horas de sol, para luego utilizarla a
lo largo de la noche. Eso permitiria vivir completamente aislado de la red
eléctrica general y no pagar costes ni peajes.
"El autoconsumo eléctrico
permite a un hogar ahorrar unos 200 euros al año", asegura Juan José del
Valle, director técnico de la plataforma Ecooo, que lamenta que ahora, con este
Real Decreto aprobado por el Gobierno que impone peajes al autoconsumidor,
"el ahorro se reducirá en un 25% hasta los 150 euros, así que tardará más
tiempo en amortizar la compra de los paneles".
Según Del
Valle, si un hogar tardaba de 15 a 20 años en amortizar la inversión en energía
fotovoltaica, ahora tardaría unos 25 años. Como la vida útil de estos paneles
es aproximadamente de 30 años, puede que tras el decreto no compense optar por
el autoconsumo de renovables como opción económica y limpia.